UNA
MINGA PARA EL FUTURO
La
construcción de ciudadanía implicada es clave para dirigirnos hacia
un
desarrollo
humano y sustentable
Patricia
Azorín. Red-acción
Ceci
Vellio. Imagin-acción
El
término minga,
usado en varios países de Latinoamérica, se refiere a la reunión
de
un
grupo de amigos y vecinos para hacer algún trabajo en común y pasar
un buen rato
también.
Aquí entra en juego la reciprocidad, el yo gano tú ganas, porque
las acciones
realizadas
en grupo crean comunidad y una red de inmensas posibilidades para el
cuidado
de las personas y la tierra.
Sembrando
Futuro. Alter-nativas al sistema capitalista
El
pasado sábado 24 de octubre tuve la oportunidad de participar en la
IV
Feria
Sembrar
Futuro y
reflexionar sobre la visibilización de las mujeres en el mundo rural
y
en la construcción de soberanía alimentaria. La raíz de este
encuentro nació con la
idea
de un grupo de personas que pretenden crear espacios para el
encuentro, tejer
lazos
y cooperar.
Adrián
Ballester, que es parte de la Asamblea Sembrar Futuro, nos cuenta que
se
“trata
de presentar alternativas al sistema capitalista que nos dirige.
Hablamos
entonces
de la filosofía del buen vivir, la utilización de software libres,
la defensa de
una
salud donde no prime el uso de vacunas de las multinacionales, de una
educación
respetuosa
y una cultura antripatriarcal, que respete a las personas”. Estos
encuentros
permiten conocer nuevas formas de interactuar con la huerta, con la
tierra,
desde
un espíritu del cuidado a las relaciones humanas y a la relación
con la
naturaleza.
El
escenario de este encuentro fue en el Siscar, un núcleo de población
de Santomera,
un
municipio murciano del sudeste de la Península Ibérica. La idea y
el reto es
entrelazar
relaciones entre las personas que viven en la comunidad, intercambiar
ideas
sobre la vida en la huerta, consejos, historias de vida. La
convivencia nos
permitirá
entonces ampliar nuestra visión de la realidad y conseguir mirar a
nuestro
entorno
con más de una lente, no solo con la que ha impuesto en nuestra
cosmovisión
el
hegemónico sistema occidental.
Encuentros,
talleres y acciones con diálogo.
La
Feria Sembrar Futuro nos ofreció una gran
cantidad
de alter-nativas para participar, un taller
de
Nendo Dango, una técnica desarrollada por
Se
trata de crear bolas de arcillas con semillas
para
cultivar. Fue sin duda un día intenso con
taller
de biodanza, ecosímia (economía) del bien
común,
reajuste vital, swing, destilación de
plantas
aromáticas, autogestión de la salud o la
huella
del petróleo, etc.
No
faltó tampoco la oportunidad de poder adquirir
libros,
folletos, vino de la tierra, ropa orgánica y
hacerlo
con oseles, la moneda social de Murcia.
Especial
mención la plática con mujeres
güertanas:
Carmen, Fina y Ecarna son tres
mujeres
nacidas entre las décadas 40 y 60.
Ellas
nos contaron que sólo
volverían
a trabajar en la huerta y
en
el campo por algunos
recuerdos,
ya anecdóticos y
pasados,
como cuando iban de
pequeñas
a esperfollar panochas,
o
a desarmugar la seda a casa de
otras
personas de la comunidad.
También
aseguran que durante
esos
años de cuidado a la tierra,
estaban
en pleno contacto con la
naturaleza,
disponían “entre
comillas”
de tiempo libre y no
había
rivalidad y sí buenas
relaciones
en la comunidad.
Es
más que interesante conocer las historias de vida de personas como
ellas.
Durante
un diálogo entre güertanas, Fina afirmó: “no quiero que mis
hijos vivan lo que
nosotras
hemos vivido” y poco después ellas mismas dejaron entender que el
conocimiento
de la huerta se está perdiendo, así como su espacio se reduce a
asfalto.
Es
cierto que la elección de una vida dedicada a la tierra no está
exenta de un
estereotipo
duro, de sacrificio, incluso penuria y sufrimiento. También es
cierto que las
épocas
cambian y que hay muchas personas que caminan en un paradigma
alternativo,
con
la intención de generar abundancia desde las relaciones humanas, la
comunidad,
el cuidado a la tierra y, por supuesto, a la vida. ¿Qué comemos?
¿Qué
leemos?
¿Qué vemos? ¿Qué compramos? ¿Qué entendemos por vida digna?
¿Cómo
vez
en cuando.
¿Cómo
puedo contribuir a que el mundo sea mejor?
Les
propongo tomar un segundo para preguntarnos:
¿Cómo
puedo contribuir a que
el
mundo sea mejor? Sí,
es una pregunta muy utópica incluso generalista, lo bueno
es
que hay tantas respuestas como personas se la planteen. La intención
de este
relato
es ofrecerles una de tantas respuestas.
Es
obvio que el entramado del sistema capitalista actual invisibiliza
las voces y
acciones
de personas que se dirigen a la protección de las personas, de sus
derechos
y
de una vida digna, así como del papel que las mujeres ofrecen en el
mundo.
El
hecho de que Fina, Carmen y Encarna nos recordaran la importancia de
la
minuciosa
tarea de escoger las mejores pepitas de los melones y de los tomates
para
plantar,
del cuidado del hogar y la familia, nos hace ver como la noción de
cuidado se
ha
definido en el rol de la mujer. Un rol cuyas tareas se han
invisibilizado y no se
tienen
en cuenta como una acción clave para mantener la comunidad.
Ecofeminismos
y Soberanía Alimentaria
Durante
el encuentro Sembrar Futuro, varias personas participamos en un
taller de
“Ecofeminismos
y Soberanía
Alimentaria”,
facilitado por Patricia Dopazo y Sarai
Fariñas.
La dinámica fue sencilla y contundente. En tres grupos tuvimos que
clasificar
diferentes
acciones como: cantar, ir a la tutoría de tu hija, fabricar armas,
dirigir una
empresa
de telefonía móvil, seleccionar semillas, conservar plantas
medicinales,
construir
una central nuclear, escuchar a una persona, criar ganado a niveles
industriales
o construir una casa y hacer conservas de tomates. Cada grupo tuvo
que
organizar
las acciones con diferentes premisas: de mayor a menor impacto en la
naturaleza,
de mayor a menor en su contribución a una vida digna y, por último,
de
mayor
a menor según el beneficio que genere en el sistema productivo
económico.
Además
había que decidir cuáles eran “típicas” del género masculino
y cuáles del
femenino.
La
conclusión de esta dinámica, a grosso modo, resultó que las
acciones que más
dignifican
la vida, menos impacto tienen en la naturaleza y menos valoradas en
el
sistema
económico, fueron las elegidas como habituales del género femenino.
Esta
acción
permitió un proceso grupal, la toma de decisiones, consenso y la
reflexión
sobre
los resultados.
Durante
el taller se puso en el
centro la vida y
es que “el
sistema en el que hemos
transitado
durante décadas ha puesto en el centro lo contrario: la muerte. Se
trata de
recuperar
el papel esencial que tiene la tierra y el campesinado en la
revolución de la
vida.
Sin tierra y sin siembra no hay vida. Hasta ahora lo que hemos visto
es que
desde
las políticas públicas y hegemónicas de mercado lo que se ha
primado es la
construcción,
iniciativas que tienen que ver con el aumento del capital en manos de
unos
pocos”, nos comentaba al final del taller Sarai Fariñas.
La
soberanía
alimentaria es
una práctica anticapitalista, que también cuestiona las
relaciones,
en manos de quién están los medios de producción y como se orienta
el
sistema
productivo y de mercado, que pone en el centro la obtención del
máximo
beneficio
económico. Patricia Dopazo nos cuenta que es fundamental visibilizar
el
trabajo
histórico que han hecho las mujeres,
“los trabajos de cuidado, alimentación
familiar,
las relaciones en la comunidad, de las semillas, la biodiversidad y
los saberes
asociados
a todo esto (…)
Hay
que recuperar estos saberes porque el capitalismo los
ha
mermado a favor de unos conocimientos técnicos asociados a la
agroindustria, la
revolución
verde , etc…”
No
hay que esperar a la próxima feria de Sembrar Futuro para comenzar a
germinar
nuevas
ideas y acciones y caminar en el cuidado a la tierra y a nuestras
relaciones.
Buscar
y encontrar una respuesta a cómo podemos hacer que el mundo sea
mejor,
implicarnos
como ciudadanía y realizar acciones para dirigirnos hacia un
desarrollo
humano
y sustentable, será mucho más divertido y efectivo si lo hacemos
juntas. Así
que
¡una
minga para el futuro!
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